Cuando pensamos en viajar a Kenia lo que suele venirnos a la mente son los típicos safaris que, en teoría son salvajes y en realidad están más programados que las visitas turísticas al Louvre, pero como es en medio de la selva y dormimos en tiendas de campaña nos creemos que somos Indiana Jones o algo similar. La realidad es que estamos totalmente vigilados, algo lógico y normal, tanto por nuestra seguridad como por la de los demás.
Sé que hay quien se lanza a la aventura en solitario para llegar hasta allí y, una vez en Nairobi, intenta comunicarse con los locales para que le digan cómo pueden llegar hasta la sabana africana, quién puede llevarles y cómo pueden esquivar ciertos problemas burocráticos. Lo hacen con la creencia de que así evitarán a las agencias con viajes programados y acabarán caminando de la mano de algún nativo junto a un reducido grupo de turistas que, como él, han sido más listos que el resto de guiris, pero esa creencia es muy errónea. La realidad es que las agencias de viajes suelen funcionar en consonancia con los trabajadores nativos y al final acabas haciendo el mismo recorrido por un precio muy similar y con mayor seguridad si contratas desde España.
Por eso, a todos a esos aventureros que en otros países cogen la mochila y se lanzan a la aventura (yo la primera) les recomiendo que, en un país como Kenia, amarren los ponis, se relajen, respiren y se suban al 4×4 del típico guía turístico. Él o ella les llevará por los parajes africanos con seguridad y sin sobresaltos. Kenia no es un país por el que caminar por libre sea una buena opción.
Sin embargo, si se organiza bien y vamos con la seguridad adecuada, sí es un país que recomiendo totalmente. Los paisajes son únicos y jamás veremos algo similar en otras zonas, ni siquiera de la propia África, y si eres una amante de los animales como yo, ver a jirafas, leones, elefantes, hipopótamos y otros animales salvajes en su hábitat natural te pondrá los pelos de punta.
Cuando estuve viendo a las hienas pensé en mi perro, no pude evitarlo. Se quedó en la capital, cerquita de casa, en la que yo considero es la mejor residencia canina de Madrid, Carpe Diem, y ahora que veía a los animales en libertad le eché de menos. Tal vez puede que fuera a quien más eché de menos durante todo el viaje, lo que puede dejarme en muy mal lugar, pero la verdad es que no paraba de ver animales que, en mayor o menor medida, me recordaban a él.
Y diréis… ¿cómo puede una jirafa recordarte a un chucho callejero de 12 kilos? Pues es muy simple… sus ojos. No sé si os habéis fijado pero todos los animales, por muy fieros que sean, cuando están en estado de relajación tienen una mirada completamente transparente.
Durante el safari fuimos avisados de que, aunque siempre intentan evitarlos, no era difícil que nos cruzáramos con furtivos. Por suerte, no lo hicimos, pero ¿qué podríamos haber hecho nosotros? Lógicamente el aviso no era para que hiciéramos nada sino para qué supiéramos cómo actuar llegado el caso y evitar problemas mayores, pero yo no podía dejar de pensar en que unos desalmados iban por ahí con rifles y escopetas matando esos ojos… Los odio.
Planes cerca de Nairobi
Hacer planes en Kenia es mucho más fácil de lo que podemos imaginar. Lógicamente si elegimos hacer un safari estará todo programado previamente por la agencia de viajes, local o extranjera, pero es posible que tengamos algunos días libres antes o después de dicho safari y, en ese caso, hay que aprovechar hasta el último minuto.
Parque nacional de Hell´s Gate: Aunque tampoco estría de más llevar un guía y programar una visita organizada, este parque no necesita de un safari para conocer sus rincones más emblemáticos, y tiene la ventaja de que en un día podemos ver lo más importante. Como anécdota os puedo contar que la película de “El Rey León” está inspirada en sus paisajes y, de hecho, con un poco de imaginación es fácil descubrir los fotogramas del film en cada instantánea. Se encuentra a unos 90 minutos en coche de Nairobi, por lo que no es difícil encontrar desplazamiento, y tiene unos precios de entrada muy moderados. No hay animales peligrosos por lo que, aunque con cuidado, podemos pasear libremente entre su fauna y podemos hacer senderismo, ir en bicicleta e incluso hacer escalada.
Centro de la Jirafa: A 5 kilómetros del centro de Nairobi encontramos un área acotada para proteger a la jirafa “camelopardalis rothschildi”. Este centro fue fundado por Jock Leslie-Melvill, el nieto kineano de un Conde escocés, cuando él y su esposa capturaron una jirafa bebé para iniciar un programa de cría en cautiverio y proteger la especie. Actualmente podemos visitar el centro que funciona como Jardín Zoológico a un precio reducido. Los beneficios que obtiene el centro de dichas entradas se destinan, íntegramente, a la conservación y protección de estos animales.
African Heritatge Museum: es un museo y galería de arte ubicado en Bakau, Gambia. Cuenta con una gran colección de pinturas y estatuas africanas verdaderamente interesantes. La pena es que actualmente el museo se encuentra en venta y no está muy claro su porvenir, aunque hay cierta esperanza de que sea reemplazado por otro museo de arte local cuando sea vendido.
Lunar Park: es un parque de atracciones ubicado en Nairobi. No tiene nada de especial, está bastante occidentalizado, pero si os apetece pasar un buen rato de diversión y tenéis tiempo tampoco os arrepentiréis. Es económico y la diversión está asegurada.
Con estos lugares que visitar y un pequeño safari contratado por la sabana tenéis, como mínimo, para dos o tres semanas de viaje (dependiendo de la duración del safari)., un tiempo más que suficiente para conocer el país y, sobre todo, su capital. Y ya sabéis, si visitáis Nairobi no dudéis en contarnos vuestra experiencia en comentarios.