Cuando planificamos nuestras vacaciones, uno de los aspectos que más se consultan son las opiniones de otros usuarios sobre los hoteles entre los que estamos intentando decidir.
Y es que, la primera impresión cuando hacemos el checking y la que tenemos al abrir la puerta de nuestra habitación pueden marcar nuestro humor, o mal humor, en el comienzo de nuestras vacaciones. Porque lo que queremos no es estar como en casa, es estar mejor que en casa. Y para eso no hay nada como tener la sensación de que el lugar donde nos vamos a alojar está como nuevo, prácticamente como si lo fuéramos a estrenar nosotros.
Esto resulta imposible si durante todo el año, y a diario, no se llevan a cabo de forma eficiente los trabajos necesarios tanto en mantenimiento como en limpieza del hotel.
Mantenimiento preventivo
Existe una regla no escrita que conocen los gestores hoteleros que recomienda que los hoteles busquen aumentar sus acciones de mantenimiento preventivo, buscando llegar a la cifra ideal, que se trata de la proporción 80/20: el ideal es que el 80% de las acciones de mantenimiento estén planeadas y que sólo se trate del 20%, como máximo, las que ocurran fuera de ese plan.
El hecho de que todos los gestores intenten mejorar sus acciones preventivas tiene varias razones: la primera es que al tratarse de un mantenimiento planificado se puede evitar a los huéspedes molestias innecesarias durante su estancia, lo que repercute directamente en su satisfacción. Además, las intervenciones no planeadas suelen tener un coste más alto, ya que en muchas ocasiones la reparación puede depender de una empresa externa al hotel, que seguramente encarecerá la factura si se trata de servicios de urgencia. Reducir al máximo estas averías supone un verdadero ahorro, ya que, si se va haciendo un mantenimiento permanente por parte del equipo a cargo del hotel, el funcionamiento será óptimo durante más tiempo y el aspecto del hotel mucho más cuidado.
Áreas clave
Existen áreas clave que inciden en el buen funcionamiento de un hotel y, por supuesto, en la satisfacción de sus huéspedes. Cualquier gestor debe tener identificadas todas estas áreas y debe realizar un plan preventivo para su mantenimiento.
Cada infraestructura es diferente y por lo tanto presentará diferentes necesidades, pero es un hecho todos estos planes deben prestar especial atención a estas áreas comunes:
-La iluminación: usar bombillas de buena calidad y tener controlado su tiempo de vida útil evita molestias a los huéspedes, a la vez que evitamos dar una imagen descuidada.
-Red hidráulica: tratar de evitar las fugas de agua ya que, por pequeñas que sean, pueden ocasionar daños en las estructuras y en las experiencias de los usuarios, en lo que se refiere a uso y posibles malos olores.
-Aire acondicionado y sistema de calefacción: debe ser una constante de cualquier hotel ya que es uno de los aspectos que más reclamaciones ocasiona, bien por la regulación de la temperatura, como por los olores que puede desprender si no está bien hecho el mantenimiento. Su buen funcionamiento repercute en la experiencia del huésped. De ahí que sea importante revisar las posibles fugas, hacer las limpiezas adecuadas y garantizar la prevención de enfermedades provocadas por bacterias que viven en estos sistemas como, por ejemplo, la legionella.
Pero, sin duda, el activo más grande que tiene un hotel son las habitaciones. Una habitación en perfectas condiciones asegura una estancia tranquila y agradable, lo que se traduce en una experiencia impecable. Y aquí, como en el resto del hotel, no solo basta con el mantenimiento si no que la limpieza se convierte en un punto indispensable.
Hoy en día, en los sectores de restauración una buena reseña es una forma de captar nuevos clientes, y la limpieza es de uno de los puntos de suma importancia dentro de las valoraciones positivas de los mismos. Como ya hemos señalado anteriormente, el próximo cliente que entre por la puerta de su habitación ha de tener una buena primera impresión y eso lo da un espacio cuidado, limpio y preparado con detalle.
Para que esto pueda ser así, a la vez que se optimiza el tiempo, lo que se recomienda es que la tarea de limpieza que se va a realizar dentro de la habitación se haga siempre en el mismo orden. De esta forma se asegura que todas las áreas estén cubiertas. Los diferentes departamentos de limpieza dentro del hotel, como son camareras de piso, lavandería, lencería y gestión deben estar coordinados entre sí.
Al tratarse de lugares en los que conviven muchas personas la limpieza debe ser exhaustiva, y para ello deben utilizarse los productos adecuados, según los profesionales de Stocknetvalles, no solo para garantizar una correcta higienización de las zonas, sino para que estos productos no estropeen las superficies en las que se usan, dando un mal aspecto, que poco tiene que ver con la imagen que se quiere trasladar de un establecimiento profesional que pone todos sus servicios a disposición de sus clientes.