Cocina de proximidad, un placer para los sentidos.

Alimentos de proximidad

En una época en la que cuando salimos a comer fuera buscamos experiencias diferentes, la cocina de proximidad es una apuesta segura. Un tipo de comida que nos resultará placentera, que es beneficiosa para nuestro organismo, que fomenta la economía local y que protege el planeta.

La cocina de proximidad es aquella que se elabora con productos locales o de la comarca, que llegan al restaurante en estado natural y en su punto óptimo de maduración. Algunos restaurantes lo sintetizan con este eslogan: “De la huerta a tu mesa”.

El producto fresco y de temporada es el protagonista de este tipo de cocina. Verduras y hortalizas recién recolectadas; pescado del día, carne fresca.

En realidad, este es el sistema de alimentación principal que ha utilizado el hombre durante siglos, antes de que se desarrollaran los sistemas industriales de conservación de alimentos, como la ultracongelación, el envasado al vacío o el uso de conservantes químicos.

Este es el modelo de consumo predominante, por ejemplo, en las grandes ciudades de Asia. En sus multitudinarios mercados de abastos, a pesar de que no están equipados con los medios tecnológicos que usamos en Europa, la alta rotación de alimentos, impide que se deterioren.

Esta comida es beneficiosa para el cuerpo humano, ya que comemos los productos en estado natural, libre de aditivos y conservantes artificiales. Tomamos aquello que la tierra o el mar nos da.

Es un revulsivo para la economía local. Principalmente, para el sector primario: la agricultura, pesca y ganadería. Los restaurantes se abastecen de los productores de la zona en lugar de comprar ingredientes producidos a miles de kilómetros de distancia.

Y, por supuesto, es beneficioso para el planeta, ya que se reduce al máximo la emisión de CO₂ generada durante el transporte.

Por varias razones, la cocina de proximidad está en boga.

Comer fuera de casa, un capricho del que no queremos prescindir.

Siete de cada diez españoles salimos a comer fuera de casa con cierta frecuencia, según un estudio elaborado por AECOC, una asociación española de fabricantes y distribuidores de alimentos. De ellos, el 50% lo hacen entre una y tres veces por semana.

Romper con la rutina y socializar con amigos, según indica el periódico digital Vox Populi, son las razones principales que nos llevan a los españoles a comer fuera de casa.

Y es que la comida, para los pueblos mediterráneos y latinos, es un medio de socialización. Un escenario en el que, sentados alrededor de una mesa, comiendo alimentos, entablamos conversaciones y fortalecemos lazos familiares, de amistad y emocionales.

En los últimos 20 años, los españoles hemos pasado por varios vaivenes económicos que han afectado a nuestros bolsillos: la crisis del 2008, la pandemia del COVID, el aumento de la inflación, pero esto no ha hecho que perdamos la afición de ir a comer fuera.

Puede ser que espaciemos las salidas más en el tiempo o que reduzcamos el ticket medio de las consumiciones, según la última encuesta sobre Turismo y Gastronomía elaborada por el C.I.S., el 51% de los españoles gastan entre 15 y 30 euros por persona en cada comida en restaurantes; pero el hecho es que no hemos prescindido de este hábito.

Para la mayoría de las personas, lo más importante a la hora de comer fuera de casa es la compañía. Con quién vamos a comer. El restaurante o el estilo de cocina tienen un aspecto secundario. Es el escenario donde se desarrolla el encuentro.

Dado que buscamos experiencias que se salgan de lo normal, la variedad y diferenciación de los establecimientos de hostelería es el reclamo que atrae al público.

Experiencias evocadoras.

Puesto que hemos visto que una de las cosas que nos atrae de ir a comer a un restaurante es salir de la rutina, ¿por qué nos resulta tan atractiva la comida de proximidad? Según esta regla de tres, lo más lógico sería que buscáramos restaurantes de comida exótica.

La cocina de proximidad nos conecta con nuestra infancia. Con aquellos momentos en los que, cuando éramos pequeños, íbamos a comer a casa de nuestra abuela y ponía sobre la mesa aquellos manjares que había estado cocinando durante toda la mañana.

Nos evocan las comidas familiares de los domingos. En las que toda la familia se reunía en torno a la mesa para comer una paella o un asado.

Los tiempos han cambiado y no tenemos tanto tiempo para cocinar como tenían nuestras madres y abuelas. Buena parte de los platos que comemos a diario en casa están precocinados a un nivel u otro. O hacemos preparaciones simples: una pechuga de pollo a la plancha y un poco de ensalada. Un plato de pasta que hacemos en 20 minutos. Entre el trabajo y nuestras otras responsabilidades, el día no nos da para más.

Los fines de semana, que se supone que tenemos más tiempo disponible, tampoco nos encerramos en la cocina a cocinar platos elaborados. Necesitamos ese tiempo para descansar.

Pero echamos de menos las comidas de la infancia. El placer que nos reportaba la comida casera hecha con cariño.

Los cocineros de Atlantico, un restaurante ubicado en la playa de Maspalomas, en el sur de la isla de Gran Canaria, dicen que elaboran su propuesta culinaria basándose en productos frescos que les llegan cada día a la cocina procedente de la isla. Nayra, una de sus clientas, señala que lo que más valora del restaurante es el mimo por el producto.

Algo parecido a lo que hacían nuestras madres y abuelas que iban por la mañana al mercado de abastos para comprar el mejor producto para colocarlo sobre la mesa donde se iba a reunir la familia.

El interés por cuidarnos.

Los alimentos de proximidad son una tendencia indiscutible. Así lo indica el titular de un artículo publicado en la sección de gastronomía del periódico La Razón, que atribuye esta popularidad a un interés creciente entre la población por cuidarse.

Los alimentos de kilómetro 0, producidos en nuestra región o comarca y comprados, si es posible, directamente al productor, nos inspiran confianza. El consumidor sabe lo que está comprando. Sabe cómo se han producido tal carne o verdura y es consciente de que no tiene ningún aditivo químico. Por esta razón pensamos que es una comida más sana.

Después de varias décadas donde se impuso el consumo de alimentos procesados, más duraderos y fáciles de preparar en casa, nos da la sensación de que con estos productos  han afectado a nuestra salud.

El aumento de las enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de muerte en España,  o el fenómeno del cáncer, que afecta a 1 de cada 5 personas, han hecho que miremos muy mucho lo que comemos.

Juan García, creador del blog de cocina “Fuego de Mortero” recuerda que el interés por el producto de kilómetro 0 ha tocado de lleno al gremio de la hostelería. Cada vez encontramos más restaurantes que disponen de su propio huerto del que se sirven para proveerse de ingredientes frescos con los que elaboran los platos que sirven a sus comensales.

Y es que comida de proximidad, para gran parte de la población, es sinónimo de comida saludable.

Otros beneficios de la comida de proximidad.

Aparte de la familiaridad y del carácter saludable de la comida, este tipo de cocina tiene más atractivos para el consumidor. Estos son algunos de ellos:

  • Mayor sabor y frescura: Los ingredientes de kilómetro 0 suelen ser más frescos porque no han pasado días o semanas desde su recolección. Esto se traduce en platos con sabores más intensos y texturas más naturales.
  • Menor impacto en el medio ambiente: Al reducir la huella de carbono asociada al transporte de alimentos, esta cocina es más respetuosa con el planeta. Lo señalamos al principio del artículo, muchos consumidores valoran cada vez más este aspecto a la hora de elegir dónde comer.
  • Apoyo a la economía local: Consumir productos de proximidad ayuda a los agricultores, ganaderos y productores artesanales de la zona, fortaleciendo la economía local y creando una conexión directa entre el restaurante y la comunidad.
  • Creatividad en los menús: Los restaurantes que apuestan por alimentos de proximidad le lleva a aprovechar el producto de temporada. Lo que hace que los menús estén en evolución constante, con platos que se adaptan a los ingredientes disponibles en cada momento del año. Esto aporta variedad y sorpresa al comensal que ve como dependiendo de la época del año, encontrará unos platos u otros.
  • Valor gastronómico y diferenciación: Muchos restaurantes que usan productos de proximidad destacan por reinterpretar recetas tradicionales con un enfoque actual, lo que crea una identidad culinaria propia y atractiva.

Se puede hacer cocina de proximidad en cualquier estilo. Cocina asiática, cocina peruana, cocina de autor, cocina fusión… La cocina de proximidad la marca el origen de la materia prima.

En cualquiera de los casos, resulta interesante ver como los alimentos que se producen en nuestra región son un recurso valioso para elaborar una comida atractiva, sabrosa y saludable. La cocina de proximidad devuelve el protagonismo a la calidad del producto.

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