Pretender viajar a la India sin contar con una agencia especializada y sin acudir a un resort es ya, de por sí, una auténtica aventura, pero pretender vivir como un hindú durante tres meses aprendiendo yoga en una de las cunas de su nacimiento es mucho más arriesgado, no por la gente (adorable y amigable en todos los sentidos) sino porque ni las costumbres, ni las comodidades son las mismas a las que estamos acostumbrados y eso, al final, hace estragos.
Por supuesto, ir a la India significa hacer un poco el turista porque por muy lugareño que pretendas ser, hay que ir a ver ciertas cosas. El Taj Mahal es el monumento icónico por excelencia, todos tenemos la imagen del monumento funerario en la cabeza, con su gran paseo y el palacio erigido al final, pero si dejamos esa imagen a un lado… ¿qué más conocemos de la India que sea típicamente turístico? Muy poco, ¿verdad? Por más que nos estrujemos la mollera no se nos ocurre nada, o casi nada, y eso es porque no se promociona del mismo modo que lo hace París, Londres o Cancún, pero tiene muchas más cosas, y todas ellas preciosas.
Si vamos a la India no podemos dejar de ver
- Fuerte Amber: un complejo palaciego situado en el estado de Rayastán construido por los Meenas sobre una estructura anterior allá por el siglo XVI.
- Hawa Mahal: conocido en castellano como el “Palacio de los Vientos”. Se encuentra en Jaipur en el estado de Rajastán en el siglo XVIII. Con estructura piramidal y materiales típicamente de la zona (arenisca roja, rosa y calcio) es todo un paisaje digno de ver, singular y maravilloso.
- Fortaleza de Mehrangarh: situada en una colina a 125 metros sobre la ciudad de Jodhpur, en el estado también de Rajastán. Una fortaleza majestuosa que impone viéndola en la lejanía y, conforme te acercas, tú te sientes cada vez un poco más pequeño. La construcción data del siglo XV.
- Palacio de Udaipur: un impresionante palacio en el mismo estado que los anteriores con más de 400 años de antigüedad que se erige coomo una inmensidad blanca en medio de una pequeña ciudad de clase media.
Escuelas de Yoga
Una vez que hemos hecho un poco el “guiri” y hemos apagado un poco esa sed de hacernos 700 fotos en el mismo sitio, es cuando llega la hora de ser uno más. No pretendas rodearte de amigos en tres días porque es imposible pero tampoco te aísles pensando que no lo conseguirás. Los hindús son personas realmente amables que si pueden te echan una mano enseguida. Las mejores escuelas de yoga están, por supuesto, dirigidas por locales, pero también he de reconocer que hay mucho extranjero que lleva años “mamando” su cultura que ha sabido cómo levantar una buena escuela.
Antes de nada debemos dejar claro que en la cultura hinduista, muchas veces, se mezcla el Tantra con el yoga, o al menos eso pensamos los occidentales porque para ellos es algo que va intrínseco. Aquí en España tenemos una gran maestra de Tantra, Maite Domenech, un portento en mi opinión. Su escuela está en Barcelona, creo, pero en ocasiones organiza encuentros y cursos en diferentes ciudades españolas.
Algunas de las mejores escuelas de yoga en la india se encuentran también en el estado de Rajastán:
- Iyengar Memorial Yoga Institute Ramamani, Pune: Este renombrado instituto atrae a estudiantes serios de yoga de todo el mundo. Ofrece cursos para todos los niveles y clases especiales para mujeres, niños y aquellos con problemas médicos.
- Instituto de Ashtanga, Mysore: dirigido por el gurú Sri Krishna Pattabhi Jois, que lleva enseñando yoga desde los años treinta
- Parmarth Niketan, Rishikesh: un lugar espiritual maravilloso para estudiar yoga equipado con 1000 habitaciones en sus ocho acres.
¿Y tú, te vienes a estudiar yoga a la India?