Los lugares más secretos de Sevilla

Cada vez que viajo a Sevilla descubro más cosas nuevas. Por supuesto que en mis primeros viajes lo que hice fue visitar la Catedral, Giralda, Plaza de España, lo más turístico de la ciudad. Pero en mis últimas visitas me he encargado de ver los lugares más desconocidos. Sitios que muy poca gente conoce, pero que cuando lo descubres tienen muchos encantos. Y como siempre, Sevilla enamora.

En mi último viaje me alojé con mi familia en el Mercer Sevilla, un nuevo hotel de cinco estrella que ha venido  a dar aún más caché en esta bella ciudad. Ahora os quiero contar varios sitios que he descubierto y que para mí han sido sorprendentes.

Por cierto, sabías que en los muros de la Catedral se esconden unas lápidas funerarias romanas. Pues te tienes que fijar,  pero en la parte inferior de la giralda, casi en la esquina, hay dos lápidas de mármol del siglo II de soldados romanos. Parece ser, que proceden de edificios romanos de la antigua Hispalis (ya se sabe el nombre romano de Sevilla ) como pudieron ser el teatro o el foro que quedaron en desuso tras la conquista musulmana.

Me gusta mucho pasear por una callejuela empedrada tras el convento de la Encarnación, antigua Mezquita de los Osos, está justo frente a la Giralda, que nos lleva a la plaza de Santa Marta, que es un oasis en medio del gentío turístico de la zona de la catedral. Está presidida por un crucero, la Cruz de Santa Marta. Dicen que sus cuatro naranjos son los más altos de Sevilla. Cuenta la leyenda, que en esta plaza Doña Inés robó la razón a Don Juan Tenorio. Algo místico debe de tener esta plaza ya que los enamorados aún se citan bajo sus naranjos. Yo acudí con mi esposa y la verdad es que salí aún más enamorados.

Callejeando

Y ya para terminar, entre las callejuelas de laberintico Barrio de Santa Cruz se encuentra la Plaza de Escuelas de Cristo, casi escondida. Se accede por el callejón Carlos Alonso Chaparro. Está situado a mitad de la Calle Ximénez de Enciso. También se accede desde el interior de la iglesia de Santa Cruz, a través de la sacristía. En esta bonita plaza de altos naranjos que presiden el espacio. En ella se oye el silencio y es perfecta para ponerse a la sombra cuando el calor aprieta en verano. La verdad es que es una gozada.

La verdad es que en un fin de semana es insuficiente conocer toda Sevilla en profundidad. Pero es  estupendo para quererse quedar y mejorar la letra en un incompleto cuaderno de notas donde dibujar nuevos conocimientos y experiencias, que intento plasmar en este artículo. Sin duda,  repetiremos sitio en nuestra próxima visita a Sevilla, porque nos gustó tanto que hemos pensado celebrar nuestro aniversario de bodas en la capital andaluza. A ver si esos días están los tunos por ese sitio y también nos dedican una canción, que es algo típico.

Y para terminar, como escribieron Bécquer y Cernuda: “Como Sevilla no hay nada”. Lo tengo claro la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba… y los Reales Alcázares de Sevilla. ¿Verdad?

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