Miami, una ciudad norteamericana que a muchos nos causa envidia, no por sus playas y palmeras (al fin y al cabo de esas también tenemos en España, o las tienen en Costa Rica) sino por el estilo de vida que explotan y promocionan sus residentes. Autos de lujo, viviendas enormes, sol, deporte y ocio. Yo siempre había querido ir a visitarla pero, ¿es posible que me llevara una decepción?
Viajar hasta allí, desde España, no es barato. La media del billete ronda los 900 euros, no hablo de la temporada alta, y encima he consultado el precio del vuelo en uno de los portales más económicos de la red tiquetes-baratos.com, así que podríamos decir que no me he ido a buscar lo más “cool”, sino lo más barato.
Se encuentra en el noroeste de Florida, Estados Unidos, y es famosísima por sus playas de aguas cristalinas, pero yo no iría hasta allí para visitar sólo su costa, sino que lo que pretendo es visitar el Parque Nacional de los Everglades, un ecosistema único en el mundo que en España era conocido como el Cañaveral de La Florida. También quiero visitar Ocean Drive y el ambiente de South Becah. Es tan mágico todo lo que se muestra en las películas americanas de ese lugar que no puedo evitar tener cierta tentación.
También, por supuesto, quiero visitar Litle Havana (La pequeña Havana), donde se puede vivir y respirar el ambiente cubano. Quiero ver Cononut Grove, el monumento al Holocauto, quiero ver las orcas en el Miami Seaquarium y el jardín y Museo Villa Vizcaya.
Reencuentros
Obviamente, para todo eso, tengo que ahorrar mucho, lo cual es bastante complicado últimamente, pero parece ser que he visto una luz al final del túnel y puede que, en un par de años, cumpla mi sueño.
El hermano de mi abuelo, hace más de 50 años, emigró a Latinoamérica buscando trabajo y, tras idas y venidas, acabó en Miami. No teníamos noticias suyas desde hacía más de 40 años pues se le perdió la pista durante los 10 primeros, pero ahora ha reaparecido. Tuvo tres hijas y 8 nietos y quieren conocernos. Mi abuelo no podrá volver a ver a su hermano, falleció hace años ya con 89, pero yo sí podré conocer a mis primos, lo que significa que tengo estancia gratuita.
Sigue siendo un dineral viajar hasta allí pero, al menos, algo ahorraré. Ahora lo malo es que quiero llevarles cosas típicas de España, para que tengan un pedacito de lo que son allá en América ya que nunca han tenido la oportunidad de visitar nuestro país, del que son en parte originarios. Quiero llevarles un traje de flamenca, al que ya le he echado el ojo en El Duende de Sevilla, quiero llevarles jamón ibérico (que ya me han avisado que ha de estar envasado al vacío y no superar cierto peso), y quiero llevarles también unos vídeos que quiero grabar con toda la familia directa que tienen aquí en España.
Sé que no me alojaré en un resort de lujo, pues son familias humildes, pero eso tiene su encanto: ver de verdad cómo se vive en Miami, al menos la mayoría de la sociedad ya que unos cuantos tienen más del doble. Al final podré decir eso de: sueño cumplido.